Un día de 1976, cuando su hija rondaba los ocho años, Ramón Masats (Caldas de Montbuy, Barcelona, 1931-Madrid, 2024) llegó a casa con una propuesta inesperada: ese día los niños no irían a la escuela para disfrutar del concierto que los Rolling Stones iban a ofrecer en la Plaza de Toros Monumental de Barcelona. Aunque poco habitual para la época, esta anécdota muestra a una persona curiosa, inquieta y conectada con la cultura de su tiempo, aspectos que también refleja su obra.
Figura clave de la fotografía de nuestro país, a punto de cumplirse un año de su muerte, Foto Colectania le rinde homenaje en Ramón Masats. El fotógrafo silencioso, una exposición que, en Barcelona, reúne imágenes que abarcan desde sus inicios en 1953 hasta 1965. Este periodo, que acaba cuando Masats deja la cámara durante más de una década para dedicarse al cine y la televisión, se analiza a través de un recorrido que incluye algunos de sus trabajos más icónicos.
"Aunque no es un enfoque original -hizo Visit Spain con Chema Conesa antes de la pandemia-, la novedad es que hemos revisado su archivo completo y hemos rescatado algunas imágenes que nunca han sido expuestas", asegura Pepe Font de Mora, director de Foto Colectania y comisario de la muestra.
Con 140 imágenes, la exposición presenta una selección de copias vintage de Las Ramblas, serie que supuso su primer reportaje, en el que las formas abstractas conviven con el reportaje realista; o Neutral Corner (1962), un encargo de la editorial Lumen que se convirtió en uno de sus libros más conocidos y en el que las imágenes de Masats sobre el universo del boxeo se unen a los textos de Ignacio Aldecoa.
Además, esta muestra, que se puede visitar desde este viernes y hasta el 25 de mayo, reúne una selección de originales de época que nunca se han mostrado al público del fotolibro Sanfermines (1963), un proyecto que acometió en un momento en el que aún no sabía si decantarse por la fotografía documental o la artística.
Ramón Masats: 'Sanfermines', 1957-60.
"Es una etapa en la que su fotografía tiene una fuerza diferente, se nota la ilusión de descubrir el medio, de sorprenderse. Masats empieza como amateur pero pronto se convierte en un profesional que trabaja para grandes medios como la Gaceta ilustrada", amplía Font de Mora.
De corte más humanista son las imágenes realizadas durante el franquismo, periodo atravesado no solo por la censura sino, también, por la autocensura. En estas imágenes que capturan la realidad de la sociedad española, Masats tira de ironía y burla cuando retrata a curas, guardias civiles y militares mientras vierte una mirada más humanista cuando se centra en los trabajadores.
La energía que le movía y mantenía activo estuvo siempre acompañada de una personalidad inquieta y curiosa que le llevó a asumir retos y, también, riesgos. Fotógrafo intuitivo, se compró su primera cámara sisándole dinero a su padre -aunque aseguraría que la adquirió con el dinero obtenido en una tómbola-, y destacó por su capacidad narrativa retorciendo los tópicos de la sociedad española.
Además de esa ironía mordaz que atraviesa su trabajo, "sus fotos transmiten una gran humanidad, habla de la gente, de lo que les ocurre y sus situaciones pero sin centrarse en la miseria", añade Sonia Masats, hija del fotógrafo y encargada de la gestión del archivo de su padre.
Ramón Masats: 'Carmen Amaya', Madrid, 1961.
Bajo la influencia de Henri Cartier-Bresson, se convirtió en un gran observador y en un creador de imágenes tan icónicas como la del cura jugando como portero que, por cierto, en una entrevista concedida a El Cultural confesó que es la imagen que más le ha acelerado el pulso y, al mismo tiempo, la que más ha odiado.
El extenso archivo de Masats llegó a manos de su hija de manera bastante desordenada. "Mi padre, como otros muchos artistas, no fue muy meticuloso con la organización", afirma. Dejando a un lado su profesión para dedicarse a custodiar, ordenar, divulgar y difundir su trabajo, para Sonia Masats ha supuesto "un encuentro muy bonito con la figura de mi padre, la fotografía y su trabajo. Cuando terminamos de revisar los negativos hice que firmara la mayor cantidad de negativos posible. Había muchas fotos vintage de sus primeros tiempos y he ido descubriendo cómo mi padre aprendió a mirar y cómo investigó hasta llegar a ser el fotógrafo que fue", sostiene.
Ramón Masats: 'Verbena. Plaza Mayor, Madrid', 1964.
En esta tarea solitaria Sonia Masats recibe la ayuda de algunos miembros del equipo de su padre, como Juan Manuel Castro Prieto, quien ha positivado algunas de las imágenes que ahora se pueden ver en la exposición, o Pancho Saula, que le ayuda a enfocar el trabajo con una mirada amplia y con el que está trabajando en un proyecto de libro con David Campany, con el que esperan abrir una puerta internacional a Ramón Masats. "Es una tarea que lleva mucho tiempo pero mi labor ahora es difundirlo y darlo a conocer al mayor número de personas posible", asegura.
Con una fotografía documental con mirada de autor, Masats fue uno de los fundadores del grupo La Palangana, estuvo en contacto con Afal y quiso hacer una fotografía útil. Si bien comenzó practicando una fotografía más abstracta, minimalista y constructivista en la que la figura humana quedaba fuera de la imagen, a partir del trabajo en torno a los Sanfermines adoptó el reportaje como medio de expresión.
"En una sociedad tan comunicada con imágenes como la actual no somos conscientes de la importancia que tiene, pero las revistas ilustradas de la época tenían muchos lectores porque el lenguaje visual tenía mucha potencia", recuerda Pepe Font de Mora.
Tras su paso por la televisión y el cine, donde firmó varios documentales y trabajó como realizador, en la década de 1980 vuelve "a la fotografía con la ventaja del color, que le permite jugar, aunque paulatinamente vuelve a desaparecer la gente para dar paso a formas, colores y sensaciones", recuerda su hija. Con el reto de internacionalizar el legado de Ramón Masats, a su hija le gustaría que las generaciones que conozcan por primera vez su trabajo lo recuerden como "un viejo moderno".
Aunque esta es la primera exposición tras la muerte del fotógrafo, su obra se pudo ver en la última edición del festival Paris Photo, donde fue recibida con entusiasmo: "mucha gente nos decía que es el Cartier-Bresson español", comenta. Con un legado que ya es memoria histórica, Sonia Masats es consciente de que el trabajo de Ramón Masats "habla de la historia de un país en un momento determinado y, por ello, hay que mantenerlo y cuidarlo porque pertenece a todo el mundo".